domingo, 1 de abril de 2018

Todo tiene su tiempo

Todo tiene su tiempo

Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora. 
Tiempo de nacer, y tiempo de morir; tiempo de plantar, y tiempo de arrancar lo plantado; 
tiempo de matar, y tiempo de curar; tiempo de destruir, y tiempo de edificar; 
tiempo de llorar, y tiempo de reir; tiempo de endechar, y tiempo de bailar; 
tiempo de esparcir piedras, y tiempo de juntar piedras; tiempo de abrazar, y tiempo de abstenerse de abrazar; 
tiempo de buscar, y tiempo de perder; tiempo de guardar, y tiempo de desechar; 
tiempo de romper, y tiempo de coser; tiempo de callar, y tiempo de hablar; 
tiempo de amar, y tiempo de aborrecer; tiempo de guerra, y tiempo de paz. 
¿Qué provecho tiene el que trabaja, de aquello en que se afana? 
Yo he visto el trabajo que Dios ha dado a los hijos de los hombres para que se ocupen en él. 
Todo lo hizo hermoso en su tiempo; y ha puesto eternidad en el corazón de ellos, sin que alcance el hombre a entender la obra que ha hecho Dios desde el principio hasta el fin. 
Yo he conocido que no hay para ellos cosa mejor que alegrarse, y hacer bien en su vida; 
y también que es don de Dios que todo hombre coma y beba, y goce el bien de toda su labor. 
He entendido que todo lo que Dios hace será perpetuo; sobre aquello no se añadirá, ni de ello se disminuirá; y lo hace Dios, para que delante de él teman los hombres. 
Aquello que fue, ya es; y lo que ha de ser, fue ya; y Dios restaura lo que pasó.

(Eclesiastés 3)